Colecciones Teatrales: CARMEN AMAYA deslumbra en el Teatro La Comedia de Rosario Año 1950

Las imagenes reproducen el afiche de la presentación de Carmen Amaya en el Teatro La Comedia de Rosario en Abril de 1950 (Haga click sobre ellas para ver cada detalle) El original pertenece a la colección privada de Roberto Famá coleccionesteatrales@gmail.com

Ya hemos dicho algo en este blog sobre la gran gira de Carmen Amaya en 1950 por nuestro país: (coloca en el buscador de esta página: "Amaya" para visualizar las entradas anteriores)

Y en esta oportunidad la encontramos deslumbrando en la ciudad de Rosario, es abril de 1950, y "LA FARAONA" se presenta en el bellísimo: TEATRO "LA COMEDIA" de Rosario

La acompañan desde luego "el Clan Amaya" y entre otros el guitarrista Mario Escudero (Este maestro de la guitarra que nació en Alicante en 1928 y que fue conocido como "Niño de Alicante" ya que con sólo nueve años dio su primer concierto en el teatro Galia de Burdeos, en Francia, presentado por Maurice Chevalier y que por crueldad del destino padeciera los últimos años de su vida alejado de la guitarra por un Parkinson) También está allí PACO LABERINTO seudónimo de otro grande del flamenco: FRANCISCO RUIZ GOMEZ (de quien se dijo: "Era un genio del baile, un artista de fuerte personalidad. Paco Laberinto bailaba en macho, como gusta a los chabales, y con una elegancia y un duende extraordinarios, especialmente por bulerías, estilo en el que creó escuela".)

"La Faraona" y su gente bailan el Bolero de Ravel, Amor Brujo y otras coregografías históricas. (ver el programa en detalle haciendo clik sobre las imágenes)

¿Era el suyo baile de mujer?, ¿era de hombre? Nada importa: era único. Era tal la fuerza, el brío que ponía, que cualquier desprevenido diría imposible en una mujer; pero con su pantalón de talle, su blusita, y su chaleco, la pequeña cabecita de azabache, su tacón de siete centímetros, su cara de pantera hermosa, en su irrepetible baile, ponía alegrías, ponía la fuerza y el brío de un muchacho de veinte años resultando, al mismo tiempo, de una feminidad exquisita. ¡Y qué manera de bailar! Qué zapateados los suyos de fuerza, ritmo, claridad y musicalidad. Y luego los flamenquísimos brazos, las vueltas prodigiosas. En fin ese arte donde se dan cita duende y ángel, tan difíciles de conjugar. Todo eso y más tenía esa mujer maravillosa que deslumbró aquella noche de 1950 en Rosario.

Son los años en que las principales ciudades de todos los continentes, aplauden y valoran el arte español; allí están sus poetas, sus bailarines, sus dramaturgos, sus actores, sus músicos, sus artistas plásticos llenando de hispanidad el mundo, es que han partido de su tierra espantados como pájaros, llevando su vuelo a cielos más calmos, mientras España, la querida España, sigue llorando a centenares de miles de muertos bajos las botas de Francisco Franco.