Griselda Gambaro |
No olvidemos que no son tiempos fáciles, la dictadura más sangrienta de la historia nacional aún se sostiene, aunque tambalea, derrotada en la increíble guerra por Malvinas y se abre, entonces, la oportunidad de decir, de animarse una vez más, a enfrentar el silencio desde un escenario.
Laura Yusem |
La misma Griselda dijo: "El hecho escénico nos tiene que despertar, nos tiene que desanestesiar de todo eso que es la falsa información, la deformación de los sentimientos y las ideas que es base de nuestra sociedad". Y añade: "El mundo nunca ha sido enteramente blanco ni enteramente negro; el mundo ha sido siempre una gran confusión, en todo sentido, incluso en el ético..." La posición adoptada por Gambaro es, pues, muy clara, es la de "decir no" a la sujeción y el autoritarismo.
La pieza de mi colección que ahora presento, es el programa de mano de aquel recordado estreno y aquí está:
Portada Programa de mano Colección privada de Roberto Famá Hernández coleccionesteatrales@gmail.com |
Programa de mano Colección privada de Roberto Famá Hernández coleccionesteatrales@gmail.com |
FICHA TECNICA
El elenco :
Soledad Silveyra
Lautaro Murua
Susana Lanteri
Patricio Contreras
Danilo Devizia
Oscar Martinez
Escenografía y vestuario: Graciela Galan
Dirección General: Laura Yusem
Programa de mano Colección privada de Roberto Famá Hernández coleccionesteatrales@gmail.com |
Programa de mano Colección privada de Roberto Famá Hernández coleccionesteatrales@gmail.com |
LA MALASANGRE RESUMEN DE LA OBRA
La acción de La malasangre - compuesta por ocho escenas - comienza con una persistente tensión, francamente insostenible, entre Dolores y Benigno, su padre. La protagonista contará - en su pugna por alcanzar su identidad como mujer y su libertad - con un único apoyo: Rafael.
Lautaro Murúa |
Soledad Silveyra |
Dolores es sincera, arriesgada, brutal por momentos. Su tono es de seguridad, se enfrenta con toda la fuerza de su ánimo a lo que considera injusto. De este modo se la describe cuando irrumpe, por vez primera, en escena: "Dolores es una hermosa muchacha de veinte años, de gestos vivos y apasionados, y una especie de fragilidad que vence a fuerza de orgullo, de soberbio desdén." Vehemente, furiosa ante el servilismo, reivindica su libertad de elección, como venganza contra el autoritarismo, la tiranía y el abuso arbitrario del poder por parte del padre. El acuerdo tácito de la madre a los intereses de su marido exaspera a la joven, indignada ante tanta servidumbre, tanta sumisión, tanta anulación.Rafael evita mirar directamente a los ojos a Dolores, pero ésta no deja de retarle, de hostigarle. En un principio, será Rafael quien juegue, mediatizado por su mirada, con su accionar primeramente oblicuo, con lo no dicho o con lo dicho a medias. Pero, progresivamente, se irá produciendo un acercamiento entre ambos personajes, aunque a ella le moleste la debilidad de carácter de él, circunstancia que provoca silencios tensos. Para ella, él tiene "Lindos ojos...Tiernos y sedientos". Quiere que él la mire, pero él oculta sus ojos, evita los de ella. Se ha enamorado... y va a ser correspondido. Planearán huir.
La historia de amor entre Dolores y Rafael -un juego de poder, también - dramatiza, en cierto modo, la fuerza activa de rebelión que encarna ella, pero que no logrará evitar el final trágico -la muerte del prudente Rafael -. Su éxito lo es en tanto que acto verbal de rebeldía, ya que condena al tirano a la soledad. Nos hallamos ante la disección de los mecanismos por medio de los cuales el poder se ejerce y se perpetúa, así como ante distintas posiciones respecto al ejercicio de aquél. La risa se alza, aquí, como liberación, como salvación.Patricio Contreras |
Como desenlace, el intento de huida, finalmente fracasado, de los amantes y la muerte de Rafael a mano de los verdugos. La revelación de la traición de la madre, que acaba siendo desenmascarada por la hija, en el marco de un enfrentamiento en el que ésta, a diferencia de aquélla, no se resigna, ni se somete, a la autoridad masculina. "El nombre es el destino", dirá Dolores. Su odio, contenido y feroz, hacia la madre, así como la condena al silencio son un reto lanzado al espectador: un silencio plagado de sentido. Porque lo que está dentro de las figuras es el miedo y el deseo reprimido, que se proyecta en una relación brutal con el cuerpo femenino: la violencia y crueldad como forma de exterminio de cualquier amenaza al poder central.
El Padre actúa motivado por el odio, al cual él llama amor. La madre actúa llevada por la envidia y el miedo. El novio - en el horizonte de expectativas del matrimonio concertado -, se expresa a través de la relación cruda, brutal con el cuerpo de Dolores, al tiempo que aparece retratado en rasgos tales como la carencia de desarrollo intelectual o la riqueza ostentosa. La pareja protagonista se libera de la represión, sí, pero ¿a qué precio? Ella es condenada a permanecer en silencio y él a morir. Esta doble figura que componen ambos personajes encarna la debilidad frente a la fuerza, la integridad frente a la corrupción, el valor frente al miedo y el amor frente al odio.