El desaparecido Teatro
Buenos Aires
En el año 1936 Buenos Aires tuvo muchos cambios; la construcción de la Av 9 de Julio, el ensanche
de la Av Corrientes y la construcción del obelisco. Y con esos cambios se fueron algunas salas
teatrales de las que cuesta encontrar al menos una fotografía o referencia
cierta. Uno de los escenarios
definitivamente perdidos fue el del Teatro Buenos Aires que estaba ubicado en
la calle Cangallo 1043/1057.
Rosario Pino |
Había sido inaugurado el
1 de junio de 1909 por una muy popular actriz malagueña de la época;
Rosario Pino, que prefería la comicidad al drama, que se había iniciado en la zarzuela
donde aprendió lo más pintoresco de su arte, dicen que pasaba de la música al
texto con total facilidad, que se destacó en
“La Praviana”,(Comedia en un acto y prosa) de Vital Aza; en “Las Flores”, de los hermanos
Quintero; y dicen también que transitó
todas las heroínas del teatro de Benavente, y que incursionó luego en el cine sonoro
europeo.
Por el escenario del Teatro Buenos Aires pasaron luego entre
muchos otros grandes artistas, Angelina Pagano con “El Rosal de las Ruinas” de
Belisario Roldan en 1916.
El empresario del Teatro Buenos Aires era Francisco "Paco" Delgado, un hombre de baja estatura, regordete y gruesos anteojos que al mismo tiempo producía espectáculos en España y en Montevideo. En ese mismo año de 1916 se estrena "la Provincianita" interpretada también por Angelina Pagano y Antonio Ducasse, que tuvo una gran particularidad; entre bastidores, sin que se lo viera nunca en escena, canta una serenata el joven Carlos Gardel que ni siquiera figuraba en el programa, pero lo recordaba siempre Carlos Schaefer Gallo autor de la obra. Pocos años después, en 1923, es Francisco "Paco" Delgado quien lleva por vez primera al dúo Gardel Razzano a España.
Pero sin dudas que los mayores éxitos del teatro Buenos Aires fueron los de la compañía de Muiño y Alippi que ocuparon el escenario durante 9 años consecutivos.
El empresario del Teatro Buenos Aires era Francisco "Paco" Delgado, un hombre de baja estatura, regordete y gruesos anteojos que al mismo tiempo producía espectáculos en España y en Montevideo. En ese mismo año de 1916 se estrena "la Provincianita" interpretada también por Angelina Pagano y Antonio Ducasse, que tuvo una gran particularidad; entre bastidores, sin que se lo viera nunca en escena, canta una serenata el joven Carlos Gardel que ni siquiera figuraba en el programa, pero lo recordaba siempre Carlos Schaefer Gallo autor de la obra. Pocos años después, en 1923, es Francisco "Paco" Delgado quien lleva por vez primera al dúo Gardel Razzano a España.
Pero sin dudas que los mayores éxitos del teatro Buenos Aires fueron los de la compañía de Muiño y Alippi que ocuparon el escenario durante 9 años consecutivos.
Manolita Poli |
El más resonante fue cuando estrenaron el 20 de abril de
1918 el sainete “Los Dientes del Perro” escrito por Alberto T. Weisbach y José
González Castillo que marcó un hito fundamental en nuestro teatro, porque si
bien en 1897 ya se había ejecutado y bailado un tango en la obra “Justicia
criolla” y en otras obras más
cada tanto se cantaba algún tango, fue
en el sainete “Los Dientes del Perro” con el tema “Mi noche triste” de Pascual Contursi, interpretado por la actriz y
cantante Manolita Poli, que la música porteña se instaló fuertemente en la
escena teatral porteña. Elías Alippi,
que tenía a su cargo la puesta, tuvo la idea de presentar en escena un cabaret
con la actuación en vivo de la orquesta de Roberto Firpo, de enorme popularidad
en esos tiempos, ejecutando tangos. Se representó durante todo ese año y fue
repuesta al siguiente con el tango de González Castillo ¿Qué has hecho de mi cariño? reemplazando a Mi noche triste. ¿Qué has
hecho de mi cariño? es el primer tango que escribió José González Castillo
y fue con música de Juan Maglio (Pacho) y fue para la obra “Su Excelencia Don Agenor
Saladillo” de Carlos A. Silva y Carlos Osorio que también estrenara la
compañía Muiño-Alippi en el escenario del Teatro Buenos Aires en1918, luego de
que fuera rechazada por varias salas por tratarse de una sátira sobre el Dr.
José S. Salinas, Ministro de Justicia e Instrucción Pública del Presidente
Hipólito Yrigoyen. Recordemos que el Ministro Salinas había impuesto la
obligatoriedad del guardapolvo blanco, fundó más de 100 escuelas, con 1.000
nuevos docentes pero estaba en la picota
en los agitados meses de la reforma universitaria con revueltas estudiantiles
que pusieron en jaque su autoridad.
Muiño Alippi, como muchas otras compañías de su tiempo,
presentaban hasta 4 funciones diarias y estrenaban entonces distintas obras por
año, en 1919, por ejemplo, ofrecieron en el teatro Buenos Aires con mayor o
menor suerte: “El cuento de Don Hilario” “La barra provinciana” de Collazo y
Torcuato Insausti “Las pequeñas causas” de Pedro Pico, “Las niñas del 33” de
Miguel Roquendo, “El Loco Ruiz” “Villa Delicias” de Federico Mertens, “En la
quietud del Pueblo” de Samuel Eichelbaum y otras, alternando siempre más de una
obra en un mismo día.
Luego en la temporada de 1920 Muiño-Alippi deben tratar
de superar su propio éxito y presentan también en el Teatro Buenos Aires una
nueva obra: “A la gran Muñeca” una revista musical en la cual el título era
el nombre de una gran tienda de juguetes y, claro está, repiten la apuesta con
la actriz y cantante Manolita Poli que tenía menos de 20 años y vuelve a
destacarse al estrenar el tango “A la gran Muñeca” escrito para ser cantado por ella que
interpretaba el personaje “Collar de perlas” La obra y la letra del tango pertenecen
de M. F. Oses, periodista y dramaturgo y la música es del maestro Jesús Ventura
Lalaguna.
En momentos previos a la
interpretación del tango están en escena los personajes “Experiencia” y
“Optimismo” entra “Collar de perlas” y demostrando su triste amor, canta el
tango que ganó los aplausos del público aunque la letra era bastante simplona y
el tango no tuvo trascendencia hasta que años después lo grabara entre otras, la
orquesta de Carlos Di Sarli. Tanto es así, que de las más de cincuenta grabaciones
discográficas que se hicieron del tango en sólo tres se interpretan sus versos:
Volvé,
jamás otras manos
cual
las de tu mujercita
harán
por la tardecita
los
mates que cebo yo.
Que
en su espuma te contaba
que
además de su dulzura
allí
estaba la ternura
de
aquella que lo cebó.
Desde el foso del teatro dirigía la orquesta estable el compositor
del tema, el maestro Jesús Ventura Lalaguna, uno más de aquella camada de grandes
músicos españoles, que dieron su aporte a lo que se llamaba en ese entonces
“zarzuela criolla” que de alguna manera fue el puente entre el “género chico
español” y nuestro sainete. Y fue José González Castillo, quien afirmaría en
una conferencia de 1937 que:
"el
género chico español, ofrecía un modelo magnífico de copiar. El chulo era el
original graciosísimo de nuestro compadrito porteño. La chulapa, nuestra
taquera de barrio, el pelma sablista de los Madriles nuestro vulgar pechador
callejero, las verbenas nuestras milongas, las broncas nuestros
bochinches."
En 1922 Muiño-Alippi estrenan en el escenario del teatro Buenos Aires "La Borrachera del Tango" un sainete considerado el antecedente legítimo de la "comedia musical porteña" Esta obra de Alippi y Carlos Schaefer Gallo fue un éxito tal, que el empresario del teatro Buenos Aires lo llevó a España a fines del año 22 y principios del año 23 y en total superó las mil funciones. Luego fue llevada al cine con adaptación de Alippi y Carlos Schaefer Gallo
Justamente Carlos Schaefer Gallo data en 1921 en su libro “El revés de la máscara ("añoranzas y recuerdos teatrales rioplatenses") una picante anécdota de Muiño: Nos dice que de muy joven don Enrique Muiño sirvió en la Armada y surcó (según él contaba) los siete mares. Anécdotas que su socio Alippi, adjudicaba más a la imaginación que a la realidad. Y nos dice Shaefer Gallo en su libro que fue en una fría noche de 1921cuando coincidieron en el camarín de Muiño del Teatro Buenos Aires varias personalidades de la farándula porteña de entonces: Schaefer Gallo, el dramaturgo Alberto Novion, el periodista Agustín Remón, el crítico Pablo Suero, Alippi y un actor de apellido Faggioli. Y era este último quien tomaba en solfa todas las historias que relataba Muiño, quien perdió la paciencia y lo retó a un duelo criollo, esto es, a cuchillo. Porque cuenta que Muiño alardeaba también de "vistear" como nadie. "Concertado el lance y conseguida un arma para Faggioli, pues Muiño tenía su cuchillo, salieron del teatro acompañados por los intérpretes uruguayos Antonio Daglio y Pedro Gialdroni. Antes, Alippi, que ya vestido se disponía a retirarse, trató de apaciguarlos diciendo: "Es una bravuconada que los pondrá en ridículo". Y Muiño contestó: - "Ha terminado la función y ya no sos mi director. ¡En este drama me dirijo yo mismo!" "¿Drama? -acotó Alippi-. Más bien sainete, y malo."
Justamente Carlos Schaefer Gallo data en 1921 en su libro “El revés de la máscara ("añoranzas y recuerdos teatrales rioplatenses") una picante anécdota de Muiño: Nos dice que de muy joven don Enrique Muiño sirvió en la Armada y surcó (según él contaba) los siete mares. Anécdotas que su socio Alippi, adjudicaba más a la imaginación que a la realidad. Y nos dice Shaefer Gallo en su libro que fue en una fría noche de 1921cuando coincidieron en el camarín de Muiño del Teatro Buenos Aires varias personalidades de la farándula porteña de entonces: Schaefer Gallo, el dramaturgo Alberto Novion, el periodista Agustín Remón, el crítico Pablo Suero, Alippi y un actor de apellido Faggioli. Y era este último quien tomaba en solfa todas las historias que relataba Muiño, quien perdió la paciencia y lo retó a un duelo criollo, esto es, a cuchillo. Porque cuenta que Muiño alardeaba también de "vistear" como nadie. "Concertado el lance y conseguida un arma para Faggioli, pues Muiño tenía su cuchillo, salieron del teatro acompañados por los intérpretes uruguayos Antonio Daglio y Pedro Gialdroni. Antes, Alippi, que ya vestido se disponía a retirarse, trató de apaciguarlos diciendo: "Es una bravuconada que los pondrá en ridículo". Y Muiño contestó: - "Ha terminado la función y ya no sos mi director. ¡En este drama me dirijo yo mismo!" "¿Drama? -acotó Alippi-. Más bien sainete, y malo."
"Y mientras Alippi quedaba junto a la puerta del
túnel del teatro, veía cómo los contendientes y sus padrinos se alejaban hacia
Callao por Sarmiento. Éstos siguieron andando. Pasaron Pueyrredón. No hallaban
sitio a propósito. El frío cortaba las carnes. Y como no había miras de dar con
un "terreno de honor", ya cansado, Daglio los llamó a la reflexión.
Después de discutir el caso, Gialdroni les hizo estrecharse las manos, yéndose
a celebrar el feliz desenlace a un cafetín del barrio. Ya sentados en torno de
una mesa, Muiño, sacando de la cintura su cuchillo, y desenvainándolo, lo blandió
ante Faggioli, diciéndole: "¡Miralo! ¡De la que escapaste! ¡Está
envenenado!".
Muiño en "Gaetano" Teatro Buenos Aires Año 1930 |
Muiño y Alippi eran claramente dos personalidades muy
distintas y ha contado Iris Marga que fue ensayando en el teatro Buenos Aires, que
Muiño, bohemio irremediable, llegaba siempre tarde a los ensayos. Alippi, que
en cambio era la puntualidad y la exactitud en persona, minucioso hasta la
exasperación, ese día el retraso de Muiño sobrepasó todos los límites: media
hora, una hora, una hora y media... y cuando por fin llegó, a las cansadas,
Alippi lo increpó duramente. Muiño, fingiendo, mostró su reloj de bolsillo,
convenientemente atrasado. Alippi, enfurecido se arrancó de la muñeca el
magnífico reloj suizo de oro que era su orgullo, lo arrojó al suelo y
exclamando "¡Entonces esta porquería no sirve para nada!", lo aplastó
bajo el taco de su zapato. Muiño, avergonzado, no pudo contener las lágrimas y
pidió perdón a toda la compañía.
Quizás por estas desavenencias la compañía tuvo un momento en 1926 en que se disolvió pero años después en 1932 volvió a unificarse y pasaron luego al teatro El Nacional aunque en algunas ocasiones
volvieron al teatro Buenos Aires que los había visto nacer y crecer como compañía.
Otro gran tango que se estrenó en el escenario del teatro
Buenos Aires fue “La casita de mis viejos” en 1929. Según los recuerdos de
Cadícamo, (su autor) fue durante un ciclo de funciones que cumplió la compañía
brasileña de revistas Tro-lo-lo cantado
por la cantante brasileña Italo Ferreyra dirigida por Jardel Jércolis. Cuando
promediaba la temporada se sumó Cobian (el compositor del tema) al elenco para
tocar el piano y allí se estrenó “La casita de mis viejos” aunque
el estreno oficial dice que estuvo a cargo de la cancionista Tania, en el
teatro Maipo el sábado 19 de septiembre de 1931 con la revista “Lo mejor es
reír” con dirección de Ivo Pelay.
Luego se
presentaron sobre el escenario del Buenos Aires diferentes sainetes y revistas
hasta que en 1936, el Teatro Buenos Aires fue demolido y bajo sus escombros
quedaron sepultados aquellos éxitos que hoy ya nadie recuerda y que trato de
mencionar aquí, aunque sabiendo que muchos más son los que quedan por rescatarse
del olvido.