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Onrubia - Victoria - Maravillas; La historia de un teatro


Teatro Onrubia Esquina sudeste de Victoria y San José
Hasta principios de 1889 en la esquina sudeste de San José y Victoria (hoy Hipólito Yrigoyen) estaba la residencia de Don José Felipe Emilio Onrubia; (conocido como "el loco Onrubia")  un entrerriano de Paraná, periodista, dramaturgo, dicen que emprendedor e inquieto, amigo de poetas, comediógrafos y políticos. Un buen día decidió llamar a un arquitecto y le dijo: "Quiero que aquí mismo me haga un teatro" Don Emilio estaba convencido que "querer es poder" Poco después, viendo al pasar por ahí las transformaciones que se hacían en el lugar, Leandro N. Alem le preguntó a su amigo Onrubia: - ¿Qué haces, Emilio? - Nada.- Le contestó Onrubia -  Primero hice un sainete para teatro y como nadie lo quiere estrenar, ahora hago un teatro para el sainete. 

Leandro N. Alem

Onrubia ya era autor de varias obras; la primera fue "La Coqueta de Gualeguaychú" que se estrenó justamente en la ciudad de Gualeguaychú y por ella Onrubia recibió críticas feroces, una de ellas del Dr. Cándido Irazusta primer intendente del lugar, que lo acusó de "ofender a las gentes del pueblo" Don Emilio también fue autor de "La hija del Obispo", "Los Cofrades de Pilato", "La Copa de Miel" y la más difundida de todas: "El Payador" con música de Antonio Domingo Podestá.
Corrían los años de Juarez Celman en la presidencia del país, es decir, tiempos de fraude político y corrupción. La Unión Cívica, el partido de Leandro N. Alem, habla de revolución para derribar al régimen maldito. Se denuncian los negociados, las emisiones clandestinas de billetes por parte de los bancos. Se reclama decencia, sufragio libre y algo tan elemental como que se cumpla con lo establecido en la Constutución Nacional. Don Emilio Onrubia formaba parte de esa ebullición y el sainete que había escrito, "Lo que sobre y lo que falta"  no era ajeno a ese pensamiento revolucionario, de allí que ninguna sala consintiese su representación.
Julia Cirera actuando en Casandra
 Madrid 1910

Finalmente Don Emilio inauguró su propio espacio con el nombre de "Teatro Onrubia" el 15 de mayo de 1889 con la Cia Española de José González, que presentó a la primera actriz Julia Cirera (que luego, en 1910, estrenara "Casandra" de Benito Perez Galdós en Madrid) con el drama "Dora" de Victoriano Sardou. Evidentemente Onrubia quería un estreno "prolijo" de la sala, pero llegó el 11 de julio y subió a escena su sainete "Lo que sobra y lo que falta" y esa noche, ni en el escenario, ni en la platea, no sobró ni faltó nada para que el Teatro Onrubia fuera un verdadero campo de batalla; unos batallaban para defender la obra y otros tantos para silbarla. Promediaba el primer acto cuando empezaron los silbidos y enseguida las trompadas, las butacas eran arrancadas y volaban hacia el escenario, una de ellas le pega en el hombro a José González y lo deja maltrecho con el hombro dislocado. Una trompada dio en plena cara de Emilio Onrubia y eso enfureció aún más a quienes defendían la obra. El escándalo en el teatro fue de tal magnitud que Don Emilio fue a parar a la cárcel y allí fue visitado por el mismísimo jefe de la policía, el general Alberto Capdevila, que le preguntó como se encontraba; Onrubia le contestó irónico: "Ya lo vé, aquí me tiene usted, gozando de los beneficios de la Constitución"
Ruben Darío
Ruben Darío ocupaba siempre una butaca preferencial en esta sala en su condición de cronista del diario "La Nación" y allí podemos encontrar de su pluma algunos detalles de las obras que se presentaban.
En toda su historia (1889/1945) este teatro cuenta con estrenos gloriosos de Nemesio Trejo, de Ezequiel Soria, Martín Coronado, Martiniano Leguizamón que ofrece allí "Calandria" una de las obras fundacionales del teatro criollo... 
No quisiera omitir la actuación, a mediados de 1889, en el Onrubia de un violinista excepcional, el cubano Brindis de Salas, al que apodaban "el Paganini negro" o "El rey de las octavas" que se cansaba de llenar teatros en todo el mundo, y que pocos años después de asombrar a Buenos Aires en la sala del Onrubia, quiso volver a esta ciudad cuando su vida ya era otra muy distinta y fue un policía, el 2 de Junio de 1911, quien lo encontró muerto sobre la vereda de un restaurant del Paseo de Julio (hoy Alem) y Av. Córdoba, (zona brava de malevaje para esa época)  donde había sido arrojado violentamente por no tener dinero para pagar lo consumido. 
Brindis de Salas

La Revista Cartas y Caretas de Julio 1911, describe así la muerte de Brindis: “La historia de este lírico bohemio parece un cuento, sin embargo es cierto. El 2 de junio murió en nuestra ciudad. Había vuelto de Europa en el vapor Satrústegui ¿a qué vino?, se ignora. Después de haber sido millonario, después de haber vivido la vida de un monarca, después de haber hecho temblar el corazón de las mujeres, después de haber paseado por el mundo su alma que era un violín, después de tanto amor, de tanto fuego, de tanto sol, de tanta melodía, de tanta gloria y laurel, cayó al fin destrozado. Viejo, pobre, sucio, negro, tísico y solo... ¡solo! ¡Solito! Ni siquiera tuvo en el momento de morir el consuelo de abrazar el violín que lo hizo célebre.”

Canton Revolucionario Revolución del Parque 1890
Hasta la revolución del 90 (Revolución del Parque) pasó por el Onrubia que fue cuartel de los revolucionarios y en sus paredes exteriores quedaron las marcas de los balazos con que se quiso reducir a los radicales de Leandro N. Alem apostados en la terraza del teatro.
En este ambiente de teatro y política es que Don Emilio educa a sus hijos, entre ellos Felisa de Onrubia, autora de varios poemas que edita en sus libros "Mi Album" y "Pasa una Mujer".

TEATRO VICTORIA
Pero pocos años después de su inauguración, en 1896, la política, la mala administración y algunas deudas de juego, son las razones que obligan a Don Emilio a vender su teatro a otro entrerriano amigo, Juan Claudio Uranga, que aprovechando que a pocas cuadras (Calle de La Victoria y Buen Orden, hoy H. Yrigoyen y Tacuarí) había cerrado sus puertas otro teatro; el tradicional "Teatro de la Victoria", decide llamar desde ese momento "Teatro Victoria" al viejo Teatro Onrubia.
En esos años o poco después también se instala en la esquina opuesta el Café Victoria 
Uranga es quien hace algunas modificaciones, así se convierte en un salón de líneas muy elegantes y de lujosa confortabilidad, con elementos propios de un gran coliseo, con estacionamiento para carruajes, con escenario a la italiana dedicado principalmente a los espectáculos españoles, aunque no exclusivamente.

Teatro Victoria (antes Onrubia)
Se abrió asi una etapa donde no faltó ningún género teatral sobre el escenario del Victoria (Onrubia) desde los Podestá hasta las figuras internacionales más destacadas,  como José Tallaví, y allí muchas obras de nuestro autores lograron ser puestas por vez primera, alternando con grandes artistas extranjeros, empujada la cartelera cada día más a satisfacer los deseos de la corriente migratoria, que acudía a radicarse en Buenos Aires.

NUEVAMENTE TEATRO ONRUBIA
Luego apareció el interés de Salvadora Onrubia por hacerse de la sala y devolverle el viejo nombre. Así fue como por 1932 o poco antes (no tengo la fecha precisa, si alguien la conoce, favor de aportarla) el teatro recupera su nombre y en sus anuncios dice: "Teatro Onrubia ex Victoria" y aparecen como empresarios los hermanos Joaquín y Carlos Pibernat, el primero era actor de nacionalidad chilena, su hermano Carlos era oriundo de Paraná, Entre Ríos, a igual que la familia Onrubia. 
Salvadora Onrubia
Pero antes de continuar, quisiera hacer una breve mención de quien fue Salvadora Onrubia, ante todo porque fue una de las primeras dramaturgas de Latinoamérica, desarrollando un teatro feminista auténticamente revolucionario, y porque la historia oficial sólo quiere recordarla como la mujer de Natalio Botana, el director del Diario Crítica. Ella fue una importante militante anarquista de principios del siglo XX, un verdadero icono del anarco~feminismo que se desarrolla conjuntamente con otras manifestaciones de la vanguardia de los años 20. Fue periodista, escritora y militante política. Había nacido el 23 de marzo de 1894 en La Plata, luego fue enviada muy niña a Paraná con su familia y desde joven incursionó en las letras, más adelante se iba a destacar como periodista en La Protesta, Fray Mocho, PBT, Critica y Caras y Caretas; al tiempo que también lo hizo como autora teatral, cuentista y novelista en obras como Akasha, El vaso intacto y El misal de mi yoga.



Primera edición de El Misal de mi Yoga dedicado por la autora
al director del Diario La Razón Año 1929
Salvadora participó en la Semana Trágica y en 1930 la dictadura militar la apresó: fue el 6 de septiembre cuando el general José Felix Uriburu derroca al gobierno democrático radical y ordena la prisión inmedita para ella. Luego, un grupo de intelectuales argentinos envió una carta al dictador para solicitar “magnanimidad” con Salvadora por “su triple condición de mujer, de poeta y de madre”. Pero ella no estuvo de acuerdo con el pedido y le mandó al general otra carta, desde la cárcel, en la que la que le manifiesta todo su desprecio.
TEATRO MARAVILLAS
Sólo por dos años el Onrubia recuperó su nombre, en 1934 la sala pasó a denominarse "Teatro Maravillas" dedicada ya intensamente a la presentación de espectáculos con artistas españoles, más aún luego de 1936, cuando la guerra civil expulsa de España a artistas y "rojos"
Fueron muchos los grandes de la escena que pasaron por el Maravillas, como Raquel Meller o Conchita Martinez, pero quien obtuvo el éxito más rotundo y sorprendente, fue la gran Carmen Amaya, con un espectáculo denominado "Maravillas en el Maravillas" que debuta en Diciembre de 1937 y permanece en cartel durante un año.
Elenco de Crmen Amaya en "Maravillas en el Maravillas" y frente del teatro
   A Carmen Amaya "La gitana que baila con los pies" ya le he dedicado dos entradas en este blog (ver en el buscador) pero su mayor éxito fue sin dudas este, porque fue el primero y porque se ganó al público y a la crítica de inmediato, bien lo cuenta Edmundo Guibourg en esta columna que ocupaba en el Diario Crítica



El Maravillas, bajo la dirección artística de Garcia Malla, se estableció como un lugar de culto para las distintas colectividades españolas; allí, los miles de inmigrantes españoles pudieron reencontrarse con su cultura; como este homenaje, del 22 de Setiembre de 1941, (con Maruja Boga  junto a Tacholas) en honor al compositor, poeta y director de coros, Manuel Prieto Marcos; otro de los tantos valores artísticos españoles exiliados en Argentina.


El Maravillas sobrevivió hasta el año 1945 en que fue demolido.
Pero si usted anda por Buenos Aires y mira la esquina sudeste de Hipólito Yrigoyen y San José, preste suma atención, oirá un rumor de aplausos que nunca termina; dicen que los duendes del Onrubia, Victoria o Maravillas, no se entregan al olvido.

3 comentarios:

Alicia Villoldo-Botana dijo...

Muy interesante su información. No la conocía. La he subido a mi facebook. Muchas gracias. Un saludo muy cordial. Alicia Villoldo-Botana

Anónimo dijo...

Muy buena investigación, interesantísima, estoy estudiando a Salvadora y caí acá GRACIAS Saludos Fernando Rey de Villa Ballester

Unknown dijo...

Muy bonita reseña histórica, sobre un ícono de la cultura Porteña.