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HOMENAJE A 30 AÑOS DE TEATRO ABIERTO 1981/2011

No hay pieza de mi colección que motive esta entrada, pero creo realmente necesario aprovechar este blog , que tanto tiene que ver con la historia de nuestro teatro, para rendir homenaje a todos aquellos, artistas y público, que en tiempos de silencio, crearon ese espacio de dignidad, que se llamó Teatro Abierto

Teatro El Picadero
En junio de 1981 el segundo presidente de la dictadura genocida, el general Roberto Viola, cumplía 90 días tratando de acomodarse en el poder, porque la lucha facciosa dentro de las mismas fuerzas armadas lo desestabilizaba. La mayoría  de los 30 mil  ya habían desaparecido y fue entonces, en ese invierno del 81, en que el teatro salió a enfrentar el silencio. El teatro, utilizado como  resistencia cultural, pudo denunciar haciendo visible lo invisibilizado por los dictadores y sus cómplices mediáticos. Teatro Abierto funcionó como una máquina de generar sentido común destinado a enfrentar el “por algo será” “los argentinos somos derechos y humanos” o el “algo habrán hecho” que la mayoría de los argentinos repetíamos como pensamiento unívoco.
En los teatros oficiales y en los comerciales la censura era manifiesta o sobrentendida. Había prohibiciones expresas y donde no las había los directores de los teatros eran quienes decidían la cartelera tratando de no molestar a los genocidas. Pero el 28 de julio de 1981 comenzó el ciclo “Teatro Abierto” para demostrar, una vez más, que nunca todo es lo mismo.
El dramaturgo Osvaldo Dragún fue el pionero de esta idea y convocó a un grupo de directores, actores, técnicos y gente del ambiente con la idea de despertar al teatro nacional y con una ingeniosa insolencia los invitó levantar cabeza contra los militares.
Osvaldo Dragún
Se le sumaron autores como Roberto Cossa y Carlos Somigliana, directores como Rubens Correa, Carlos Gandolfo, Jorge Hacker o Francisco Javier, actores como Pepe Soriano, Luis Brandoni, Mirta Busnelli, Cipe Lincovsky, Carlos Carella, Ulises Dumont o Pepe Novoa; músicos como Rodolfo Mederos, Jorge Valcarcel o Lito Vitale; escenógrafos como Gastón Breyer o Emilio Basaldúa; artistas plásticos y técnicos. Algunos estaban en listas negras o habían sufrido atentados y amenazas.
El Picadero en 1981
El ciclo comenzó en la Sala del Picadero, un teatro recientemente inaugurado, que no pertenecía al circuito comercial Eran 21 obras cortas escritas y puestas en escena con la libertad de expresión como única bandera. Se ofrecían tres obras diarias durante 7 días. El fin era contestatario y no de lucro, por lo que las entradas eran muy baratas y hasta se ofrecieron abonos con descuento. Comenzaba a las 18 y terminaba a las 21 horas, todos los días.
La primera función, empezó con la voz de Jorge Rivera López (en aquel momento, Presidente de la Asociación Argentina de Actores) interpretando un texto del director teatral Carlos Somigliana:

“Porque queremos demostrar la existencia y vitalidad del teatro argentino tantas veces negada; porque siendo el teatro un fenómeno cultural eminentemente social y comunitario, intentamos mediante la alta calidad de los espectáculos y el bajo precio de las localidades, recuperar a un público masivo; porque sentimos que todos juntos somos más que la suma de cada uno de nosotros; porque pretendemos ejercitar en forma adulta y responsable nuestro derecho a la libertad de opinión; porque necesitamos encontrar nuevas formas de expresión que nos liberen de esquemas chatamente mercantilistas; porque anhelamos que nuestra fraternal solidaridad sea más importante que nuestras individualidades competitivas; porque amamos dolorosamente a nuestro país y éste es el único homenaje que sabemos hacerle; porque, por encima de todas las razones nos sentimos felices de estar juntos".

Decir Si Función en 1981
Griselda Gambaro
La obra inaugural fue “Decir sí”, de Griselda Gambaro. El guión no necesito caer en lugares comunes, sino que desde el lenguaje demostró dos posiciones: “decir sí”, como acto de sometimiento a un régimen represor y, de la otra vereda, decir no, como acto de rebeldía. La obra, como todas las que se presentaron, no tenía demasiada puesta en escena y se desarrolla en una peluquería, donde el cliente tiene todos los matices de un individuo inserto en un régimen totalitario, con una sociedad que por el mismo sometimiento reproduce el sistema y mediante el “decir sí” acepta ser reprimido. “El que me toca es un chancho”, de Alberto Drago y “El nuevo mundo”, de Carlos Somigliana fueron las obras que siguieron ese primer día del ciclo.
La primera semana fue un éxito rotundo, y los nervios en los represores empezaban a florecer. El 6 de agosto, por la madrugada, El Picadero fue incendiado. No pudo haber sido un problema eléctrico porque el fuego comenzó en el centro del teatro, donde no había cables, ni nada y , aunque, no hay nombres de los culpables se sabe que fue un comando que dependía de la Marina. 
Pepe Soriano teatro Abierto 1981
Pero ya era tarde para ellos, en ese momento, tanto el público como los militares ya habían notado que se trataba de un fenómeno político que atraía a toda la ciudad (desde la primera función se agotaron la localidades, de un teatro que lejos estaba de ser conocido) y con o sin El Picadero era imposible frenar el fenómeno.
El Picadero Incendiado
En cuanto se supo la noticia  del atentando al teatro, Roberto Cossa y Jorge Rivera López junto con la compañía de los actores Luis Brandoni y Pepe Soriano organizaron una conferencia de prensa en el Teatro Lasalle, allí Osvaldo Dragún fue el encargado de leer el comunicado donde aseguraban la continuidad de Teatro Abierto, y se enfrentaba a las autoridades pidiendo la reconstrucción del Picadero. La indignación brotaba en todas las expresiones de la cultura y la defensa de los derechos humanos. La respuesta fue masiva, cientos de periodistas, artistas y el público mismo se hicieron presentes en la conferencia, y personalidades de la talla de Adolfo Pérez Esquivel (Premio Nobel de la Paz), y hasta Jorge Luis Borges y Ernesto Sabato (figura enigmática durante el Proceso de Reorganización Nacional) firmaron su adhesión a las ideas del comunicado. 
Teatro Abierto en El Tabaris 1981
Teatro Abierto debía continuar. Más de 17 dueños de salas ofrecieron sus escenarios, y el Teatro Tabarís fue el seleccionado. Con una capacidad del doble que el anterior e instalado en plana calle Corrientes el ciclo siguió y se consagró como la vanguardia antifascista.
Teatro Abierto fue la respuesta de una “comunidad cultural” en repudio a la dictadura, y usó la actuación como arma de lucha.
Hoy, a 30 años, nuestro mejor homenaje es asumir el compromiso de recuperar la sala de El Picadero para devolverla al servicio de la cultura popular.

3 comentarios:

Dante Bertini dijo...

la historia de su teatro es la historia, brillante y desgraciada, de los argentinos...
Gracias otra vez por despertar recuerdos y emociones. No estuve allí cuando lo del Picadero, -atroz, también quemaron el nuevo teatro donde iba a representarse Jesucristo Superstar y en ese momento yo si estaba en Bs As- pero vi algún espectáculo en la carpa de Petrone -qué mayor soy-, instalada para mi contento a pocas cuadras de mi casa de Rivadavia y Medrano.
Frank Nelson, agradable figura joven, terminó sus días en Hollywood, si no me equivoco.

Alicia N. Marino dijo...

Excelente pagina Roberto, mis felicitaciones.
El Material es impecable y realmente de coleccion.

Alicia N. Marino.

Anónimo dijo...

hola si estoy estudiando sobre el teatro abierto y me pidieron que buscara el nombre del dueño del teatro picadero en 1981 , la verdad que no lo encuentro si me pueden ayudar se los agradeceria