En 1905 una compañía integrada por panaderos -gremio en el que estaba difundido el anarquismo- estrenó su primera obra: “Los Rebeldes” pero es en 1907 cuando comienza a ser conocido su nombre cuando fue representada “Del Fango” por la compañía de Pepe Podestá en el teatro Apolo.
Después de esta obra sigue dedicándose de lleno al teatro escribiendo otras como "Los Rebeldes", "Entre bueyes no hay cornadas", "Los Scruchantes", "La Serenata", "El retrato del pibe", "Luigi", "La telaraña".
En 1911 viajó a Chile donde realizó una intensa actividad política y escribió La serenata con la que obtuvo el primer premio en el concurso organizado por el teatro Nacional y que fuera representada ese mismo año.
Al regresar a Buenos Aires continuó produciendo obras: El mayor prejuicio (1914), Los invertidos (1915) y El hijo de Agar (1915) que estrenó Elías Alippi en el Teatro Nacional.
Esta imagen reproduce la portada de la primera edición de de su obra "El Hijo de Agar" publicada por "Ediciones Nuevo Mundo" en 1918. La pieza original pertenece a la colección privada de Roberto Famá - Colecciones Teatrales - coleccionesteatrales@gmail.com
Tambien en 1915 Encabezó una compañía tradicionalista que representó Juan Moreira, Santos Vega y Martín Fierro en el teatro "San Martín" donde cantaba Azucena Maizani.
En las obras de González Castillo, un elemento muy importante es el lenguaje popular que utilizan sus personajes de nítido perfil suburbano. Estos transitan por las escenas haciendo alarde de sobradora viveza criolla, de falsa guapeza y habla lunfardesca.
Si bien el drama fue su fuerte, cultivó los más diversos géneros con pareja eficacia: el sainete, la comedia, la tragicomedia, el grotesco, la revista, la pochade, la zarzuela, el cuento escénico, la humorada, el diálogo, el monólogo. Además realizó traducciones y adaptaciones. Y, como se sabe, fue orador, poeta, periodista y letrista de tangos.
El 12 de febrero de 1928 José González Castillo, Cesar Garriogós y un grupo de visionarios dieron luz a la Universidad Popular de Boedo, que durante más de 20 años difundió cultura entre quienes pertenecían a las clases menos favorecidas de la población. Allí enseñaba un inglés de entrecasa, aprendido en Chile, cuando era corredor de vinos y trataba con ingleses. En 1932, en los altos de un café ubicado en Boedo 868, fundó la Peña Pacha Camac, uno de los más importantes centros irradiadores de cultura de su época, donde se dieron clases de dibujo, pintura, música y declamación
Como si todo esto fuera poco, no podemos dejar de mencionar que José González Castillo es el padre del siempre bien recordado Cátulo Castillo, quien dedicara su vida al Tango, heredando de su padre el talento para la poesía.
Se cuenta que Alberto Cortazzo, periodista y antiguo vecino de Boedo, comentaba que González Castillo llegó a tener una peluquería en sociedad con un salteño en Castro Barros entre México e Independencia, negocio al que habían puesto el nombre de “El Figaro”. Mientras su socio atendía la clientela, Castillo aparecía a altas horas de la noche, acompañado de los mendigos que encontraba durmiendo en las calles, para que pernoctaran en alguna de las muchas habitaciones desocupadas que tenía la casa. Había hecho del local un sitio de reunión, congregando a discípulos de las distintas ramas del arte. El socio obviamente, se quejó a la familia de Castillo y éste ofendido renunció a la propiedad del negocio.
Desempeñó numerosos oficios, entre ellos el de “Oficial de Justicia”. El primer deber en éste trabajo, fue el desalojo de unos inquilinos de un conventillo. Fue a cumplir con su obligación, llevando en el bolsillo los cinco pesos que le habían dado para viáticos. Se encontró con un cuadro pavoroso, una mujer enferma cuyo marido desocupado no estaba en casa. Los vecinos lo miraban con desprecio.
Entonces González Castillo propuso :
- Yo tengo estos cinco pesos, los pongo para hacer una colecta y pagar la deuda que esta mujer tiene.- Se fue y renunció a un trabajo que nada tenía que ver con lo que él era.
Después de esta obra sigue dedicándose de lleno al teatro escribiendo otras como "Los Rebeldes", "Entre bueyes no hay cornadas", "Los Scruchantes", "La Serenata", "El retrato del pibe", "Luigi", "La telaraña".
En 1911 viajó a Chile donde realizó una intensa actividad política y escribió La serenata con la que obtuvo el primer premio en el concurso organizado por el teatro Nacional y que fuera representada ese mismo año.
Al regresar a Buenos Aires continuó produciendo obras: El mayor prejuicio (1914), Los invertidos (1915) y El hijo de Agar (1915) que estrenó Elías Alippi en el Teatro Nacional.
Esta imagen reproduce la portada de la primera edición de de su obra "El Hijo de Agar" publicada por "Ediciones Nuevo Mundo" en 1918. La pieza original pertenece a la colección privada de Roberto Famá - Colecciones Teatrales - coleccionesteatrales@gmail.com
Tambien en 1915 Encabezó una compañía tradicionalista que representó Juan Moreira, Santos Vega y Martín Fierro en el teatro "San Martín" donde cantaba Azucena Maizani.
En las obras de González Castillo, un elemento muy importante es el lenguaje popular que utilizan sus personajes de nítido perfil suburbano. Estos transitan por las escenas haciendo alarde de sobradora viveza criolla, de falsa guapeza y habla lunfardesca.
Si bien el drama fue su fuerte, cultivó los más diversos géneros con pareja eficacia: el sainete, la comedia, la tragicomedia, el grotesco, la revista, la pochade, la zarzuela, el cuento escénico, la humorada, el diálogo, el monólogo. Además realizó traducciones y adaptaciones. Y, como se sabe, fue orador, poeta, periodista y letrista de tangos.
El 12 de febrero de 1928 José González Castillo, Cesar Garriogós y un grupo de visionarios dieron luz a la Universidad Popular de Boedo, que durante más de 20 años difundió cultura entre quienes pertenecían a las clases menos favorecidas de la población. Allí enseñaba un inglés de entrecasa, aprendido en Chile, cuando era corredor de vinos y trataba con ingleses. En 1932, en los altos de un café ubicado en Boedo 868, fundó la Peña Pacha Camac, uno de los más importantes centros irradiadores de cultura de su época, donde se dieron clases de dibujo, pintura, música y declamación
Como si todo esto fuera poco, no podemos dejar de mencionar que José González Castillo es el padre del siempre bien recordado Cátulo Castillo, quien dedicara su vida al Tango, heredando de su padre el talento para la poesía.
Se cuenta que Alberto Cortazzo, periodista y antiguo vecino de Boedo, comentaba que González Castillo llegó a tener una peluquería en sociedad con un salteño en Castro Barros entre México e Independencia, negocio al que habían puesto el nombre de “El Figaro”. Mientras su socio atendía la clientela, Castillo aparecía a altas horas de la noche, acompañado de los mendigos que encontraba durmiendo en las calles, para que pernoctaran en alguna de las muchas habitaciones desocupadas que tenía la casa. Había hecho del local un sitio de reunión, congregando a discípulos de las distintas ramas del arte. El socio obviamente, se quejó a la familia de Castillo y éste ofendido renunció a la propiedad del negocio.
Desempeñó numerosos oficios, entre ellos el de “Oficial de Justicia”. El primer deber en éste trabajo, fue el desalojo de unos inquilinos de un conventillo. Fue a cumplir con su obligación, llevando en el bolsillo los cinco pesos que le habían dado para viáticos. Se encontró con un cuadro pavoroso, una mujer enferma cuyo marido desocupado no estaba en casa. Los vecinos lo miraban con desprecio.
Entonces González Castillo propuso :
- Yo tengo estos cinco pesos, los pongo para hacer una colecta y pagar la deuda que esta mujer tiene.- Se fue y renunció a un trabajo que nada tenía que ver con lo que él era.
José González Castillo es uno de los nombres mayores de aquel teatro y también de éste. Lamentablemente, no se lo ha tenido muy en cuenta si de drama hablamos.
ResponderEliminarCon respecto a Manolita Poli, siendo chico, se me explicaba que aquella voz del elenco estable de Radio El Mundo había sido muy importante en teatro. Luego entendí por qué.
abel posadas