Estas imagenes reproducen el frente de las ediciones 2da y 3ra de " El Comerciante Práctico " y de "Descubrimiento de America" Monólogos que el mismo Parravicini escribia y representaba y que se vendian en la boleteria de la sala teatral y en algunas librerias del centro porteño. Las piezas originales pertenecen a la coleccion privada de Roberto Famá Colecciones teatrales coleccionesteatrales@gmail.com
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Era hijo de un acaudalado coronel argentino que dirigió la Penitenciaría y nieto de un terrateniente que trajo desde Italia el título de marqués. A los 14 años pensaba hacerse cura y a los 16 fue a la Patagonia a cazar lobos. Aprendió a volar y obtuvo el 20 de junio de 1910 el brevet civil n* 2 en Argentina. A los 25 años viajó a Europa, en cinco años gastó en fiestas y casinos la cuantiosa fortuna que había heredado de sus padres por lo que se fue a París y trabajó como cantor criollo. De regreso a Argentina viajó al sur y se hizo contrabandista en Puerto Deseado. Posteriormente trabajó como cicerone e intérprete y a partir de 1904 como artista en cafés del bajo porteño
Jerónimo Podestá lo halló en un varieté del Bajo prostibulario, lo incorporó a su compañía teatral en 1906 y debutando a los 30 años en el Teatro Apolo en el sainete El panete, de Ulises Favaro, donde personificando al desopilante personaje del título comenzó a hacer reír a la platea.
A partir de allí trabajó en más de trescientas obras y películas y llegó a ser una de las figuras más destacadas de la escena local.
Se decía descendiente de Napoleón Bonaparte y de Casanova. En muchas de las obras escritas por Parravicini o de otros autores para ser representadas por él, se ficcionalizan esos aspectos -no necesariamente reales de su alocada vida- que difundía el propio interesado creando para el público una imagen que Parra explotaba comercialmente. Así por ejemplo, el personaje que representa en su obra Melgarejo es un aviador devenido chofer que llega a batirse en duelo por el honor de una dama. Para muchos era un pervertido, un loco, un inmoral... sin embargo, llenaba las salas y la gente compraba sus folletines.
"Un bufo de las dimensiones y de las actitudes de Parra -decía César Tiempo en Florencio Parravicini (Centro Editor de América Latina, Bs. As., 1971)- tenía que ser rechazado por la sociedad a la que pertenecía por derecho propio. Sin embargo, supo conquistarla, sin proponérselo, hasta ponerla a sus pies. Primero, fue un cómico de la chusma, para usar una denominación que puso en boga Almafuerte; un bululú que divertía a marineros, estibadores y calientacamas en los tabladillos de café concerts o en los galpones de la calle 25 de Mayo, donde toda procacidad encontraba asilo. Después conquistó la calle Corrientes y tuvo a la ciudad y la sociedad en un puño."
En 1926 se presentó en las elecciones municipales como candidato por el partido Gente de Teatro y se convirtió en concejal porteño con el 6 por ciento de los votos. Su labor en ese cargo fue prácticamente nula y su mayor mérito fue organizarle un homenaje al Príncipe de Gales cuando visitó la Argentina.
Supo ser amigo de Jorge Newbery y presidente del Aeroclub Argentino, domó leones, dilapidó fortunas y, a los 65 años, frente a lo irreparable de un cáncer pertinaz, decidió adelantarse a su designio y el 25 de marzo de 1941 se suicidó.
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