Por Roberto Famá Hernández
El desaparecido Teatro Boedo, que supo tener su etapa de gloria durante las tres primeras décadas del Siglo XX, fue posible gracias a la visión emprendedora de un catalán llamado Jaime Cullen, cuya actividad principal era la comercialización mayorista de aceites.
Negocio próspero para la época que, luego de algunos años de ahorros y esfuerzos, le permitió contar con el dinero suficiente como para construir sobre Av. Boedo 944 una casa de inquilinato.
Pero a poco andar en su propósito, Cullen decidió que mejor era construir un teatro dedicado al barrio de Boedo, a pesar que el barrio ya contaba con algunas otras salas pequeñas, como la ubicada en Boedo y San Ignacio inaugurada en 1901 y el Teatro América, sin palcos, ubicado a menos de cien metros del teatro que construía Cullen.
Es decir, un teatro más, en un barrio netamente obrero, humilde, pero que tenía un apetito cultural enorme, fomentado por las agrupaciones anarquistas primero, socialistas luego, que formaban intelectuales y artistas. Además, Jaime Cullen tenía el predicamento suficiente para convocar a valiosos artistas, pese a que Boedo quedara lejos de las candilejas del centro de la ciudad.
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Así fue que al inaugurarse en 1905, inmediatamente el Teatro Boedo se instaló como lugar de culto para grandes nombres de la dramaturgia de aquel tiempo, como Alberto Vacarezza, Carlos Pacheco, Julio Sánchez Gardel, Florencio Sánchez y otros, junto a artistas profesionales de buen nivel e intelectuales como José González Castillo.
Ya en 1917, el barrio de Boedo era una verdadera usina donde
jóvenes con inquietudes artísticas e intelectuales hacían de los cafés y salas del barrio, como el Teatro Boedo, verdaderas academias populares, donde se reunían a escuchar, a exponer ideas, a
debatir, allí estaban integrados grupos de intelectuales y artistas de todas las
disciplinas con obreros libertarios.
Esta usina cultural pronto llamó la atención de gente con inquietudes de otros barrios porteños y también a músicos, poetas, pintores, escultores y actores que venían desde la zona sur del conurbano.
González Castillo presentó en el Teatro Boedo a la primera compañía
porteña que trabajaba en cooperativa y su presencia acrecentó la importancia del teatro. En 1921, cuando un incidente fractura la " Sociedad de Actores",
la compañía que actuaba en el teatro " Opera " pasa al Teatro
Boedo. El 21 de julio de 1918, la Compañía de Luis Arata – Brieva , estrenó en el Teatro Boedo la obra " El tío soltero " de R. Hicken, con un notable éxito de público.
Sobre ese escenario bodense se presentaron también las compañías teatrales más importantes de la época, como la de Eva Franco pero paralelamente también, tuvo su brillo la Compañía del barrio formada por Pedro Zanetta, un joven anarquista de Boedo que descubrió allí su vocación teatral y a la que durante casi 20 años le entregó su vida. Sin lugar a dudas Zanetta fue el actor más querido por su barrio y dotado de gran talento llegó a trabajar con actores ya consagrados. Una pelea inexplicable con Cullen que, como dueño de la sala, quiso imponer que Zanetta representase una obra que el mismo empresario había escrito, provocó la despedida del actor, el alejamiento de algunos referentes y el principio del fin para la sala.
El Teatro Boedo fue demolido entrada ya la década del 50 y hoy vemos allí una sucursal de una cadena de farmacias, pero el olvido no tiene lugar en ese barrio y el Teatro Boedo queda presente en su memoria cultural.
Esta usina cultural pronto llamó la atención de gente con inquietudes de otros barrios porteños y también a músicos, poetas, pintores, escultores y actores que venían desde la zona sur del conurbano.
Sobre ese escenario bodense se presentaron también las compañías teatrales más importantes de la época, como la de Eva Franco pero paralelamente también, tuvo su brillo la Compañía del barrio formada por Pedro Zanetta, un joven anarquista de Boedo que descubrió allí su vocación teatral y a la que durante casi 20 años le entregó su vida. Sin lugar a dudas Zanetta fue el actor más querido por su barrio y dotado de gran talento llegó a trabajar con actores ya consagrados. Una pelea inexplicable con Cullen que, como dueño de la sala, quiso imponer que Zanetta representase una obra que el mismo empresario había escrito, provocó la despedida del actor, el alejamiento de algunos referentes y el principio del fin para la sala.
El Teatro Boedo fue demolido entrada ya la década del 50 y hoy vemos allí una sucursal de una cadena de farmacias, pero el olvido no tiene lugar en ese barrio y el Teatro Boedo queda presente en su memoria cultural.
Hola, ¿cómo estas? Disculpa la molestia a través de este medio, por los comentarios... Me gustaría, si es posible, contactarme con vos vía e-mail (o algún otro medio que prefieras) debido a que estoy en instancia de tesis para recibirme de Licenciado, y estoy investigando sobre los cine-teatros de Buenos Aires. Espero que puedas responderme. Mi e-mail es agustin.adrian.alvez@gmail.com
ResponderEliminar¡Muchas gracias!
Hola Farmacity está en el 955 de BoEDO. Está bien la dirección 944 porque ahí está Kentucky. Saludos
ResponderEliminarEl teatro según averigüe por Google estaba donde esta el farmacity ahora.
EliminarMuy buen artículo,agradezco la publicación,un homenaje al Teatro !!!!
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