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Estas imagenes corresponden al interior y portada del programa de mano del Teatro Astral de Buenos Aires en la temporada Despedida de Carmen Amaya de Argentina. La pieza forma parte de la coleccion privada de Roberto Famà Colecciones Teatrales coleccionesteatrales@gmail.com 
Es el año 1950 y el gobierno del General Perón está en su apogeo. Las clases obrera y media de la sociedad argentina disfrutan de nuevos beneficios sociales y elevan rápidamente su nivel de vida. Están ávidos de consumir los hechos culturales que antes les resultaban económicamente inaccesibles. Entre ellos hay miles y cientos de miles de inmigrantes españoles que añoran su tierra y quieren verla. Pero no sólo ellos; en verdad, ya no hay nadie en Buenos Aires que no quiera ver o volver a ver a “La Capitana” que ya se despide de Argentina. Las 1300 localidades no alcanzan ni alcanzaron nunca en ninguna de las tantas funciones diarias, de lunes a lunes, y las agregadas en fines de semana, para todos los que quieren verla bailar. Pero ahora es la última oportunidad y es casi una proeza conseguir una localidad. Las autoridades del Teatro Astral se ven sobrepasadas para contener a la gente que puja por conseguir una entrada. Y como ya habia sucedido en otras actuaciones de Carmen en Buenos Aires, deben acudir los bomberos y la policía para restaurar la calma.
Como en todas partes del mundo Carmen Amaya ha dejado en Argentina una huella enorme; ya nadie podrá decir "bailaora" sin nombrarla; La Capitana ha pasado por aqui y eso se nota.
Es el año 1950 y el gobierno del General Perón está en su apogeo. Las clases obrera y media de la sociedad argentina disfrutan de nuevos beneficios sociales y elevan rápidamente su nivel de vida. Están ávidos de consumir los hechos culturales que antes les resultaban económicamente inaccesibles. Entre ellos hay miles y cientos de miles de inmigrantes españoles que añoran su tierra y quieren verla. Pero no sólo ellos; en verdad, ya no hay nadie en Buenos Aires que no quiera ver o volver a ver a “La Capitana” que ya se despide de Argentina. Las 1300 localidades no alcanzan ni alcanzaron nunca en ninguna de las tantas funciones diarias, de lunes a lunes, y las agregadas en fines de semana, para todos los que quieren verla bailar. Pero ahora es la última oportunidad y es casi una proeza conseguir una localidad. Las autoridades del Teatro Astral se ven sobrepasadas para contener a la gente que puja por conseguir una entrada. Y como ya habia sucedido en otras actuaciones de Carmen en Buenos Aires, deben acudir los bomberos y la policía para restaurar la calma.Como en todas partes del mundo Carmen Amaya ha dejado en Argentina una huella enorme; ya nadie podrá decir "bailaora" sin nombrarla; La Capitana ha pasado por aqui y eso se nota.
